miércoles, 8 de abril de 2015

Sentencias de Humo: Miserable.


Hola, nuevamente regreso con otro capítulo de Sentencias de Humo, pero tengo que advertirles que tuve que subir uno pasado, que no pensaba publicar, pero que me di a la tarea de corregir un poco para ya subirlo.


Y es que note que después del pasado capitulo que publique que es “El dilema de Luna”,  que ya seguía una historia más y el final… Solo que no deseaba publicarlo todavía, mejor les traigo los pasados capítulos que me faltaron publicar, para que quede de verdad toda la historia; sin más que agregar se los comparto, esperando que no lo lean los de mente cerrada, ni menores de edad es demasiada violencia, cosa que no se ve haya afuera en la televisión o realidad jajaj, cuídense, ciao:D
MISERABLE

Un hombre viejo con dificultad respiratoria batalla para levantarse de su cama… Se encuentra en su enorme casa solitario…


Recuerda el pasado y como es que se quedó totalmente solo… 

De pronto cae en paro, no hay nadie que lo ayude, que escuche sus aberrantes quejidos… 

Comienza a ver un túnel que lo envuelve en las garras de un pasado patético... 

Daniel un hombre solitario y joven se enamoró de una mujer que no lo amaba… Él se empeñó en estar con Diana, trato de enamorarla, pero ella no olvidaba a su antiguo amor. 

Lleno de cólera trato de maltratarla pero Diana lo abandona… 

El tiempo pasó, el destino macabro decide unirlos nuevamente para burlarse de ellos… Un terremoto asesina al nuevo novio de Diana… 

La vida los reencuentra en el metro de aquella Ciudad… Daniel aprovecho el momento y consuela a la mujer que sufría por su pesar. 

 Al ver sus ojos, ella cree ingenuamente esas estúpidas palabras, que dicen que hay un destino para cada uno, que si encuentras a un ex amor tantas veces, es porque tal vez la vida desee que estén juntos. 

Solo que ella seguía amando a su antiguo amor, que no era el que falleció. Y Daniel tenía sed de venganza, lo había planeado todo, tan solo regreso por que no aguantaba el rechazo, porque deseaba hacerla pagar. 

Se pintó las rayas como todos los humanos y fingió amor, ese amor que no podía sentir… Se casó con ella, tuvo hijos. 

Y en todo su matrimonio no hizo otra cosa más que maltratar a su mujer… No la dejaba crecer profesionalmente por que le producía envidia, pues compartían la misma profesión…
Ella no podía ser igual o más que él, menos siendo una mujer. 

La hizo vivir en la más deplorable miseria todo por su tacañees, por su estúpida venganza, por su psicopatía disimulada… A pesar de contar con una buena profesión y ganar bien, aquel hombre nunca le alcanzaba.

Daniel prefería guardar su dinero en una caja y contarlo todos los días, para que no le faltara nada… 

Mientras se quejaba por los gastos excesivos o importantes… 

Una voz se escuchaba a lo lejos y le dice: 

¿Qué tanto habrás sufrido Daniel en tu infancia? 

Que decidiste ser como toda la masa, todo lo que abunda y te vendiste en apariencias, hipocresía, prestigios baratos…

Decidiste ser un hombre común como el montón, macho, misógino y farsante… 

Tenías tantos defectos Daniel, que es preferible morir patéticamente, como ahora lo haces… Totalmente solo, enfermo, viejo y cansado. 

¡Retuércete Daniel, infeliz miserable! 

Daniel engañaba a su esposa y llegaba cínicamente a casa con las huellas del amor que le dejaban otras mujeres…
Daniel no se inmutaba, nunca se inmuto… 

Pensaba que tenían que rendirle honores, que su estricta forma de ver la vida y torturar a su esposa o a sus hijos era la correcta. 

¡Él nunca se equivocaba! 

Diana por lo pronto perdió gran parte de sus mejores años, por darle la oportunidad a un perdedor, por quererse enamorar de eso que decía era el destino… Por adoptar el perfil de mujer sumisa… 

¡Pobrecita Diana, ella tan frágil, tan estúpida como si no pudiera defenderse, como si no lo hubiera podido evitar!… 

Mientras se llevaba la pareja entre las patas a sus hijos, los muy idiotas no se fijaron que los dañaban… 

Diana por fin un día decidió mandar todo al carajo, ese matrimonio lleno de falsedad y violencia, esos bienes que construyo junto a el… Abre los ojos y aprende que es lo importante, rompe todas las normas tontas a las que se sometió por ese maldito psicópata. 

Los pleitos constantes, a punto de asesinarse mutuamente… De aguantarse solo por bienes materiales como muchos matrimonios farsantes que existen haya afuera. 

Donde hombres machos y mujeres sumisas adoptan la más perversa comedia de la vida… 

Todos fingen con una sonrisa tallada que ahí no pasa nada y pasa todo. 

Y hacen crecer a hijos que sufren su tragicomedia, en matrimonios o en divorcio liberador… Lo mismo es siempre, mientras el ciclo se repite. 

¿Daniel por qué no te cuidaste?, ¿Por qué te casaste, si no la querías? ¿Por qué tuviste hijos, si los ibas abandonar?… 

¿Diana por qué no te cuidaste?, ¿Por qué te casaste sin amor? ¿Y para que tuviste hijos si te ibas a lamentar?… 

Pobres infelices: ¿Pedirme piedad a mí?… Un hombre lobo enorme con los ojos rojos se encuentra en la luz de aquel túnel oscuro, que está a punto de atravesar Daniel…

Repite la frase: ¡Y me pides piedad a mí! 

“… Se burla descaradamente de Daniel mientras su voz se agrava, como un maldito demonio que desea hacerlo pagar…” 

Diana se separa de Daniel, mientras descubre la verdad… Su esposo hace años que llevaba una relación en secreto con una mujer más joven que ella… ¡Era de esperarse del misógino de su esposo!… Por lo pronto los hijos ya no aguantan la situación, de someterse a las reglas de un padre miserable, tacaño, maldito y una madre sumisa. 

Todo se acaba, todo cambia… Ellos se cambian de casa, mientras tú los dejabas sin nada, pretendiendo regalar aún más venganza. 

Pero ya viste tu ex mujer, se supo reponer… 

Mientras tú te casaste con Joanna y adoptaste cuatro hijas que no eran tuyas… 

¿Descubriste el amor, infeliz mentiroso?… 

Daniel viviste tus últimos días fingiendo amor, cuando tú sabes que no lo sentías… Si lo hubieras sentido no hubieras hecho sufrir a tu descendencia, a tu ex esposa… 

Con demandas para que te devolviera esa pensión, ese dinero que les correspondía a tus hijos, por haberlos hecho sufrir tanto, por traerlos al mundo sin pedirles permiso, porque tenías que hacerte responsable de tu tropiezo…. 

Les quitaste su casa, los demandabas cada año, para que te devolvieran tu miserable dinero… 

“Tuviste hijos y no querías hacerte responsable de ellos, te divorciaste de tu esposa y también de tus hijos”.

Te quejabas hasta por pagarles unas copias fotostáticas para la escuela. 

Mientras tanto culpabas a tu ex mujer de todo lo que paso. 

Ella tenía la culpa de tu infidelidad, de tu crueldad, de que amaras a otra mujer, de todo lo malo que te hacían por que tus hijos ya no podían amarte… 

…. A punto de estallar en culpa, un silencio estruendoso regresa; las maldades que cometió a su ex familia se desvanecen. 

Para asomarse ahora un recuerdo con su padre, una vez que este cumplía años… Daniel le regala una crema de cacahuate, mientras los otros hijos le traen regalos ostentosos… 
Su padre lo mira despectivamente de pies a cabeza y le dice: ¿Una crema de cacahuate hijo? ¡No eres más que un miserable!… 

El hombre lobo le repite la frase: ¡No eres más que un miserable Daniel! …


-¡Miserable!

-¡Miserable!

Un aulló feroz, burlesco resuena en su cabeza, haciendo que desaparezca la luz, se hunde en la oscuridad y comienza a bajar… 

¡A caer!… Su cuerpo está a punto de explotar de tantos recuerdos dolosos, de la culpa que en un momento lo aniquila por completo… 

Esa que en toda su vida jamás sintió, lo ahogaba, sentía como se arrancaba la piel de su rostro, de sus brazos, de sus piernas… 

El hombre lobo se acerca a observar su rostro desfigurado, sangriento mientras reía de placer… 

 Luego arranca de su cuerpo su cerebro, su corazón y los devora. 

El seguía sintiendo todo… 

Todos sus pecados los estaba pagando, escuchaba como el lobo masticaba en un resonar cruel sus partes… 

Scrash, mmm, degusta… ¡Explota!, ¡Explota! …

-¡Explota!

-¡Explota muere y sumérgete en mi dolor Daniel!… 

En eso trata de despertar de aquel sueño agitado, su hija termina por ayudarlo a lograrlo en aquel hospital…

Se reconoce, observa aquel aparato que le otorga vida débilmente…

Su amante y sus bastardas por lo que lo dejo todo, ya no se encuentran a su lado, ni si quiera van a visitarlo, solo esperan su muerte para heredar su deplorable fortuna llena de manzanas de oro. 

Él sonríe hipócritamente a esa hija que lo despierta, a esa hija que no veía desde hace tiempo…

El cree hallar esperanza a su sufrimiento al verla, una ayuda a su nuevo estado, un perdón a su mal comportamiento por  todos esos años…

Ella no tiene expresión en su rostro, voltea a todos lados, asegurándose que no haya nadie que la observe…

 Regresa su vista fijamente al rostro de su padre y sin pensarlo de un trancazo desconecta la máquina que le da vida…

Repitiendo las frases que decía aquel lobo mientras soñaba…

…¡Explota, explota muere y sumérgete en mi dolor Daniel! 

El muere lentamente, mientras le tapa su boca con una toalla para que no pueda quejarse…

Sin ninguna reacción en su rostro, lo ve yacer sin remordimiento. Luego sale de aquel cuarto de hospital frió, liberada, aliviada porque su dolor al fin se ha ido… 

Un toxico humo de tabaco respira al salir del lugar, un hombre de cabello rubio la observa inhalando el cigarrillo, con una media sonrisa… Ella lo ve, pero lo ignora.


Descubre  entonces que la verdadera Sentencia de humo se ha practicado, se disuelve, se disipa en las más ridículas fantasías con sabor a justicia humana.

FIN




 Posdata: Si desean leer la pasada historia para entender pulsa este link, si desean leer todas las las historias anteriores, pulsen este otro, las encontraran en la parte de abajo.

Historia de creación de Cecy Gutiérrez, todos los derechos reservados.


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