jueves, 13 de abril de 2017

Fumada de Locura: Un amante peculiar.


De esas veces que creas caricaturas historias, con retazos de recuerdos de ex novios, experiencias personales o cosas que has visto afuera en otros lados, películas, etc y luego pones de imagen principal a un hombre que no tiene nada que ver con la belleza de tus ex novios, es decir alguna cara bonita del espectáculo que te haya agradado en la descripción del personaje. Con esto no quiere decir que la historia le pertenezca a dicho personaje, sino que es un cumulo de verdades con otras fantasías.

Les comparto esta Fumada de Locura, esperando les agrade y recordando que no se tome mis caricaturas historia o cuentos cortos en serio, solo son hechos con la finalidad de entretenerme o desahogarme, cuídense, ciao:D



Insistía en que era un vampiro, se la pasaba leyendo libros de ciencia ficción que hablaban de aquella criatura mitológica inventada.

Como la trilogía de vampiros de la escritora Anne Rice… Mientras Clara, lo veía con un rostro que delataba una mueca frustrada que gritaba: ¡Ya cállate hijo de puta, no quiero seguir escuchando tus estupideces de que eres un maldito vampiro!

Pero nunca lo decía, Clara era muy propia o así le hacía creer a Mauro, realmente soñaba con asfixiarlo con una almohada cada vez que le contaba de sus vampiros representados en la historia, en novelas, en canciones de amor, pinturas o dibujos que le dedicaba.

Algunas canciones pseudo románticas eran patológicas, que le declaraban en un mensaje gótico homosexual que la asesinaría, ahí mismo le declaraba que era un psicópata perverso dispuesto a succionar cada milímetro de su sangre o de robar su alma y su vitalidad sin que ella lo notara.

Luego otras donde declaraba que no podía vivir sin ella, que ya la había asesinado, pero que a un la recordaba, aquella victima a la cual amo, pero que sin embargo por sus instintos tuvo que aniquilar.

Clara seguía siendo bondadosa, callando lo que sentía cada vez que su desquiciado amigo-novio salía con sus tonterías, en realidad ella deseaba también asesinarlo, reventarle la cabeza con un martillo y sacarle toda la materia gris y tragársela, ¡si es que ahí, había algo!

Luego pensó que talvez Mauro, no paso sus etapas de adolescente gótico, emo, vampiro de secundaria o preparatoria, que realmente detestaba a morir la música gótica que se iba por los laberintos de vampiros, demonios, asesinatos, etc.

Mientras ella solo veía a hombres muy homosexuales cantando o haciendo rituales que para ella daban pena, eran como una secta gay-iluminati haciendo de un sacrificio una orgia gay, y no tenía sentido.

Pero lo amaba, veía sus ojos negros, su piel blanca y su hermoso rostro, quedaba hipnotizada, no importándole escuchar por horas todo sobre los vampiros.

Hablando de hechos de la historia en primera persona, como si él los hubiera vivido de cerca.

Sintiendo como al estar a su lado sus energías se le iban, pero ella sonreía y seguía aferrada a algo que debería morir.

Pues Mauro, le había traído una ola de malas rachas en su vida, de sintomatología extraña, que francamente era imposible no poder odiarlo.

Lo más extraño del caso, es que a este le pasaba lo mismo, mientras a Mauro chismes le decían que Clara era una bruja y otros una mujer lobo.

Y ella pensaba que el brujo maldito era él y de ratos se le cruzaba la idea de que talvez si era un vampiro como ya le había confesado… Pues este había sentenciado su vida a la decadencia y después de mandarlo al infierno, lejos de ella, decidió después de un tiempo darle otra oportunidad.

Mientras pensaba otra oportunidad para morir…

Y este le preguntaba cosas como ¿Oye y tú sabes leer la mano? ¿Eres vidente?... ¿Crees que Kim Kardashian tenga otro hijo, como lo predijiste en aquel tiempo?, ¿me volverás a maldecir sin querer?

Y ella solo contestaba enojada con un ruido extraño que decía: “Ya cállate, maldito homosexual, porque volví contigo”.

No soy una bruja, no soy una mujer loba, soy lampiña Mauro, no soy como esas mujeres peludas que hay a montón.

No te maldije, solo te dije que el Karma te iba llegar si seguías haciendo maldades, y si predije el embarazo de aquella famosa, pero esa mujer siempre está embarazada, así que no predije nada solo la lógica hablo.

Volvimos a estar juntos, pero los dos estábamos envenenados por aquellos estereotipos que sin querer otros y nosotros mismos nos pusimos, por jugar a querer ser algo mágico, diferente a este mundo de personas dementes, sin valores y que cada día se iban más a la decadencia.

Al ir a restaurantes yo veía sus ojos y de ratos hipnotizada por aquellas creencias, podía ver como se le dibujaban unos ojos de gato o de reptil humanoide.

Luego volvía, nuevamente a mirarlo y ya eran normales.

Y entonces recordaba aquella película del “Crepúsculo al amanecer” y no podía dejar de pensar en el pasado, en mi falta de energía, en las malas rachas, en que si era hermosamente sensual, pero también sentía algo que no terminaba de convencerme, era como si en realidad el me odiara.

Odiara que lo amara, que lo buscara, que lo alagara, que le escribiera, o que simplemente pensara en perder mi tiempo con él.

¡Vamos él era tan hipócrita!, mientras decía dichas palabras, se le dibujaba una vena de enojo a Clara.

Y recordaba aquella escena del Crepúsculo al Amanecer, en que la guapa actriz Salma Hayek, les bailaba a los hombres del bar.

Y él era como Salma en hombre, igual de egocéntrico y un poco más blanco, pero tan sensual y maquiavélico a la vez. Y esta Clara se sentía como aquel personaje de Tarantino, bebiendo cerveza de su maldito pie.

Idiotizándome por años, en algo que sabía nunca iba funcionar y nunca seria para mí.

Aparte de que no congeniábamos en nada, escucharlo hablar de sus vampiros ya le producía nauseas.

No se podía soportar tanto por una belleza como el, no se podía y tampoco a ese costo.

Y él era como aquellas canciones patológicas que un día me dedico, era como si de ratos su mirada agarrara un aire demoniaco, psicópata y deseara hacerme pagar.

Y sé que de ratos lo hizo, él estaba involucrado en todas mis malas rachas y era imposible no odiarlo.

¿Por qué el maltrato?...

Nunca lo supe y talvez nunca lo sepa…

Solo se que esa noche se acercó a mí misteriosamente, me beso con sus ojos abiertos enigmáticos que no parpadearon, luego me mordió el labio inferior y comencé a sangrar…

En eso enojada Clara, le escupió su sangre y le grito… ¡Estoy harta de ti, maldito vampiro afeminado misógino!

Para terminar, dándole una patada en su parte intima.

Me aleje, para que me confesara nuevamente su locura…

Sí, soy un desgraciado Vampiro y tú eres una demente maltratadora…

Solo te quise querer y tu deseabas ahogarme.

Y es que si el diablo viviera hasta él lo maltratarías.

Y luego desapareció de mi vista, con un semblante ahora de reptiliano, desapareció para nunca volver jamás.

Dejando sus cenizas.

Ese Mauro, ese maldito Daniel.

Aquel hombre alucinado que un tiempo lejano ame.

Pues ni a las moscas maltrataba, pero él siempre me culpaba.

Tan solo otra piedra varada que libre de mi camino, para no volverlo a entorpecer jamás.


FIN

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